Podemos hacer pequeños cambios o reparaciones para atraer al posible comprador. Del mismo modo que limpiamos y reparamos un coche de segunda mano para venderlo, con una vivienda debemos hacer lo mismo. No hace falta una reforma integral, simplemente adecentarla en la medida de lo posible con el fin de reducir los argumentos de rebaja que pueda plantear el comprador.
A la hora de realizar las visitas, es necesario tener la vivienda limpia y ordenada, evitar malos olores, subir las persianas así como retirar muebles innecesarios para que nos permitirán ver los espacios con mayor ampiltud.
Hay que conseguir que los compradores sientan que están visitando su futuro hogar. La primera impresión es fundamental y marca el ritmo de la negociación.
Durante las visitas, deje que el agente realice su trabajo sin interrupciones para que el comprador pueda expresarse con libertad y responda a posibles preguntas de manera concisa y contundente.
Confíe en nuestra experiencia y profesionalidad, los errores se pagan y generalmente acaban repercutiendo en el precio.